Ni el pasaje de regreso a Tucumán, ni el empleo que pretendían en el Estado para dejar de ser obreros “golondrinas”.

El Gobierno provincial no se hará cargo de los “trapitos” tucumanos que quedaron “varados” en Pinamar, donde protagonizaron un escándalo porque no los dejaron trabajar.

Así lo aclaró a LA GACETA el subsecretario de Trabajo, Néstor Di Lullo, quien confirmó que, a pedido del Sindicato de Empaquetadores de Tucumán, que ofició como garante, la Provincia les había pagado a estas personas el viaje de ida a la costa, donde “tenían contratos laborales para trabajar en dos empresas radicadas en Mar del Plata: un empaque de frutas y una fábrica de hielo”. Agregó que “estas personas, que son en total 17, tenían que presentarse en la primera semana de enero en sus puestos de trabajo, pero nunca aparecieron y algunos, por su cuenta, se fueron a Pinamar”. Di Lullo explicó que “esa es una decisión que escapa al control del Gobierno, que de acuerdo al régimen vigente de traslado de obreros temporarios, solamente se encarga de facilitarles el traslado de ida, mientras que el pasaje de vuelta deben pagarlo los propios trabajadores con el dinero que ganan durante la temporada”. Por esta razón, el subsecretario de Trabajo dijo que “como responsable de controlar que estas personas cumplan con los contratos, el Sindicato de Empaquetadores tendrá que resolver la situación de estas personas para que puedan volver a la provincia. Nos vamos a comunicar con el gremio para ver cómo resuelven este tema, que escapa a la responsabilidad del Estado”, dijo.

Obreros “golondrinas”

El funcionario recordó que el traslado de los obreros “golondrinas” es regulado por los sindicatos de actividades estacionales como el limón y la caña de azúcar y por el gremio gastronómico (Uthgra), que son los encargados de inscribir a los trabajadores y de garantizar que tengan un contrato laboral en los destinos elegidos. “Cuando reúnen todos estos requisitos, recién se presenta la documentación ante la Secretaría de Trabajo, que tras realizar un control, autoriza el traslado de ida a los lugares donde trabajarán en la temporada. En otros casos, los propios trabajadores nos presentan sus carpetas con los telegramas de los contratos”, acotó.

Di Lullo precisó que, por año, la Provincia autoriza el traslado de entre 22.000 y 25.000 personas a otras provincias durante el período de interzafra. “Este verano, los traslados comenzaron en octubre y se realizó un control de toda la documentación por parte de la Secretaría de Trabajo y también de la Comisión Nacional Reguladora de Transporte, que se encarga de revisar que las unidades en las que viajan los obreros estén en condiciones”, explicó.

El funcionario provincial adelantó que “a partir del año que viene, todo el control que realizaban los gremios lo va a realizar la Secretaría de Trabajo, a donde tendrán que presentar toda la documentación para poder viajar”.

No habrá empleo público

Con respecto al planteo que realizaron los “trapitos” que viajaron a Pinamar, que pretenden que el Gobierno les dé un trabajo para que dejen de ser obreros “golondrinas”, como dijo uno de ellos a este diario, Di Lullo fue terminante: “el Estado no es una agencia de colocación de empleo que debe resolver”, sentenció. Y agregó que “estas personas trabajan con contratos temporarios en el sector privado, pero no por ello el Gobierno debe hacerse cargo y darles un empleo público. En todo caso, se va a estudiar si es posible incluirlos en algún plan de capacitación laboral”, aclaró el subsecretario de Trabajo.

Los problemas para los “trapitos” tucumanos comenzaron con la puesta en vigencia de una ordenanza que les prohibe a personas que no residen en la Pinamar trabajar cuidando autos en la calle. Como se resistían a cumplir con la cumplir con la norma, se enfrentaron con la Policía y mantuvieron un fuerte cruce con el intendente de Pinamar, Martín Yeza, a quien le exigían el pago de $15.000 por persona para abandonar su ciudad y regresar a Tucumán. Los “cuidacoches” no consiguieron nada de lo que pidieron y siguen “varados” en la costa, sin dinero para volver, según dijeron a este diario.